jueves, 22 de diciembre de 2011

Cualquier lugar es bueno.

"¡Oh, cuentame la verdad sobre el amor!", exclamaba el poeta W. H. Auden. Y yo no puedo evitar preguntarme ¿quién, en este mundo de locos enamorados, sabe esa verdad?
Las relaciones son cada una distinta de la anterior, y de la que vendrá después, y de la de aquellos dos tórtolos que se demostraban amor en un banco del parque. Siempre es distinto, no menos, sino distinto.
Miremos a donde miremos el amor está en el aire, pero ¿qué se nos pasa por la cabeza para decidir apostar a un único número?
Las mujeres hemos crecido con historias de princesas que acaban encontrando a un príncipe azul que nunca destiñe, creándonos una imagen de los hombres demasiado perfecta. ¡Chicos, la sociedad os ha hecho la mitad del trabajo!
Es, tal vez por esas expectativas que tenemos de ellos, por lo que muchas veces nos decepcionan, por que cuando entre una manada de lobos encontramos a un hombre con el que parece que revivimos una escena de "Los puentes de Madison" o "Dirty Dancing" bajamos la guardia y dejamos todas nuestras ilusiones depositadas en él.
Pero, aun así, seguimos ahí como cabezotas, tratando que nuestro príncipe azul sea más príncipe aún.
Pero, como siempre en las apuestas, sólo tienes dos opciones: ganar o perder. El problema de las relaciones es que, si no juegas bien, lo que pierdas puede muy importante.
Si ganas todos sabemos lo que pasa, pero quién nunca ha amado y ha perdido, no puede imaginarse las horas de terapia en contra de los hombres que se ha ahorrado.
Y, piensas, juego perdido, tiempo perdido, pero nunca es así por que, lo que nuestro orgullo femenino nunca nos dejará admitir, es que sabes que por mucho que maldigas el día en que decidiste apostar, si volvieses atrás en el tiempo, seguramente volverías a dar los mismos pasos. Por que todo lo que vivimos es parte de nuestro camino, y no, no es una frase para dar ánimo a las solteras, es una gran verdad. Nuestros errores y aciertos van formando ese camino, tal vez si nunca decidiésemos desviarnos y salirnos de él, nunca nos habríamos enamorado, nunca nos habrían hecho daño, pero nunca habríamos aprendido, ni cambiado con esa experiencia para llegar a lo que somos hoy. Y aunque parezca duro o injusto, debemos tratar de ser fuertes y si no podemos, tragarnos nuestro orgullo y admitir nuestra debilidad, sufrir, y llegará un día en que te levantarás y volverás al juego.
Sin embargo, nunca debemos olvidar a los que se alejan de nuestro camino, debemos tenerlos bien presentes, por que en el futuro nos permitirán darnos cuenta de lo lejos que hemos llegado.

Por que, en este loco mundo de príncipes azules, cleptómanos de corazones y ludópatas del amor, todos, tarde o temprano acabaremos jugando.

domingo, 18 de diciembre de 2011

El show de los raros

He de decir que hasta el momento no he conocido a una mujer sin complejos. Todas tenemos una mala perspectiva de alguna parte de nuestro cuerpo. Yo, con mi 1,72 m y mis 60 kg siempre he tenido complejo de muslos. Sin embargo hace unos meses también empecé a quejarme de mis orejas, mi nariz, mis tobillos... Pero realmente un complejo no es simplemente quejarse o no estar a gusto con algún porcentaje de nuestro cuerpo, un complejo es un gran problema, sobretodo cuando no te permite ser feliz y te impide hacer alguna cosa que querrías. Yo me he pasado años sin poner una falda, un pantalón corto, yendo a la playa con vaqueros, tomando el sol tapada con una toalla y rezando para que, durante el camino que separaba mi segura toalla de la orilla del mar nadie se fijase en mí. Sin embargo, pese a que sigo sin gustarme realmente, ¿para qué engañarnos?, he aprendido que todas somos iguales, todas tenemos lo mismo, sólo que de forma diferente y eso, es lo que nos hace especiales a nuestra manera.

¿Cuántas veces hemos visto a una pareja en la que uno de los implicados hacía que se nos cayese la baba mientras que, cuando mirábamos al otro miembro de esa extraña ecuación, nos preguntábamos, con la frustración de no encontrar una respuesta lógica, qué hace con él? Bueno, realmente todas sabemos la respuesta, "el físico no lo es todo", sí, esa típica frase que aquellos sin complejos os dirán que son sólo seis palabras para para dar esperanza a aquellas que no son perfectas para la sociedad actual. Sin embargo, muchas de las que estéis leyendo esto y yo podemos asegurar que eso no es así. Yo he querido a alguien cuyo físico no me interesaba, y cuando me preguntaban por qué seguía al lado de esa persona, no tenía una respuesta que dar, sólo la certeza de que lo quería y que cuando estaba con él, nunca me fijaba en si tenía un bonito pelo, unos músculos que quitan el hipo, o unos ojos hipnotizadores, simplemente era él.
Cada persona es un mundo, tanto física como mentalmente, los gustos varían dependiendo con quien te encuentres. Hasta ahora siempre había coincidido con mujeres que adoraban el nuevo canon de belleza masculina, un hombre musculoso, sin vello, es decir, el macho ibérico se ha perdido entre tantas cremas y clases de pilates. Pero un día conocí a una chica, una de esas personas que ven el mundo con otros ojos y que cualquier comentario se traduce en una sonrisa en los labios de cualquiera que la escuche. Un día mientras veíamos True Blood aseguró rotundamente que Alexander Skarsgard (1) no le gustaba en absoluto, que hombres así no eran realmente hombres. Si queréis saber cual es su tipo de hombre perfecto no puedo daros una descripción, sólo poneros un ejemplo, Luís Tosar (2). Hombres fuera del canon de belleza establecido, hombres interesantes más que perfectos, los gustos nunca son iguales para todos, de forma que, si lo pensamos, aun que alguien cumpla las condiciones para ser nuestro tipo, muchas veces, no nos atrae en absoluto.
Eso me lleva a otra cuestión acerca de los gustos, ¿por qué si babeamos por un modelo moreno de ojos verdes que vemos en la televisión, un día cualquiera en el supermercado nos encontramos con un rubio de ojos azules que nos deja K.O? Atracción. Al igual que si nos gustan los chicos metrosexuales, por muy bien que estén, todo hay que decirlo, no nos llaman la atención todos. Hay algo, un elemento que hace que esa persona, sin saber por qué se haya metido en tu cabeza sin cumplir ninguno de nuestros requisitos. Por ello, a los hechos me remito, los gustos no dependen tanto del canon de belleza como se cree, los gustos dependen de cada persona, por ello, debemos dejar atrás cualquier complejo y pensar que habrá a quién no le gustemos, pero en alguna parte siempre hay alguien para el cual seremos perfectas.
No sé si os habéis enterado del caso de Crystal Renn(3), una modelo que en su momento estaba demasiado delgada y que decidió engordar y convertirse en modelo de tallas grandes. Decidió desfilar por las pasarelas con una 44, que realmente no me parece quesea una talla grande, pero por alguna razón este año bajó de peso hasta alcanzar una 40 y fue tremendamente criticada por ello. Ha sufrido una gran presión por parte de los medios y el público para que mantuviese sus curvas ya que según afirmó ella, al estar encasillada en tallas grades, cuando la gente ve fotos suyas con una 40 se quedan decepcionados.

Por ello, nunca nadie es perfecto para el resto, por mucho o por poco, siempre habrá alguien que nos critique, alguien que en ese camino de la toalla a la orilla del mar nos mire y haga algún comentario, pero eso, nos pasa a todas, por cualquier nimiedad, cualquier detalle, pero debemos concienciarnos de que las únicas críticas que merecen la pena son las que hagamos de nosotras mismas. Por que si alguien es tan superficial como para juzgar sólo por el físico, ¿realmente querrías compartir espacio con esa persona?

El mundo es un circo, y todos tenemos nuestro papel ¿Hay alguien tan perfecto que no pertenezca al show de los raros?

Principio.

La edad no importa, las experiencias que hemos superado son iguales a las que otras personas han vivido, viven o vivirán. Todos hemos madurado por alguna razón: una pérdida, un mal amor, dolor, tristeza... Debemos pensar que alguien en alguna parte del mundo ya ha pasado lo que nosotros estamos viviendo, alguna de esas 6.840.507.000 personas han superado lo que nosotros creemos insuperable. Tal vez un niño de 10 años en alguna parte del mundo ya se ha enfrentado a más desgracias de las que la mayoría podríamos digerir. Por ello "veinticinco y pico", ofrece un espacio para un análisis de esas experiencias para cualquier persona ya tenga veinte, veinticinco o estés encasillada en esa opción típica de "35 o más", ya que todas hemos experimentado más o menos lo mismo o sino, por mucho que intentemos mantenernos en nuestro cuento de hadas constante, ocurrirá, por ello nunca viene mal saber que hay gente que comparte tus opiniones, sentimientos y experiencias, y , ¿porqué no?, encontrar alguna reflexión con la que te sientas identificada y que ayude a calmar tus nervios. Espero que disfrutéis tanto de este blog como yo escribiéndolo.